Modelo de esposa, madre y nuera

¿Qué diría una mujer del siglo XXI de aquella mujer con un marido infiel y de temperamento muy violento, una suegra insoportable y autoritaria y el mayor de sus hijos, ya cerca de los 30 años descarriado por completo?

2005-08-30

¿Qué diría una mujer del siglo XXI si le cuentan que aquella vecina tan buena de la otra cuadra, vive gravísimos problemas en su casa con un marido infiel y de temperamento muy violento, una suegra insoportable y autoritaria y el mayor de sus hijos, ya cerca de los 30 años descarriado por completo?  ¡¡Seguramente nadie dudaría en pensar que la pobre mujer es una desgraciada!!

Muchas sugerirían que abandone a ese marido que no se la merece, que se desentienda de ese hijo que ya está perdido y es un grandulón....y ni que hablar de cortar relaciones con esa bruja que tiene como suegra!!!  Y si no hace nada de esto, seguramente sea porque la pobre es una tonta!!!

Pues bien, en el mundo en que vivimos, pasados ya unos cuantos años de la revolución femenina (que nos dejó de lo bueno y de lo malo), y midiendo el caso con los parámetros de la actual sociedad: el caso presentado no plantea muchas dudas, la mujer es una completa desgraciada y no tiene por qué seguir aguantando esa familia!!!

Sin embargo, ésta fue una gran mujer. Y no fue para nada tonta, sino una gran santa.  El pasado 27 de agosto, fue el día de Santa Mónica, y los datos que mostró una pequeña biografía en internet cuentan que “a los veinte años contrae matrimonio con Patricio, que era como ella de noble familia,  pero venida a menos.  Era pagano y de temperamento muy violento.  Las pasiones bullían en su corazón y en su cuerpo.  Mónica era lo contrario: modesta, suave, recatada...  A los veinte años tiene su primer hijo, Agustín y después le seguirán dos más.  Pronto empezaron los problemas en su matrimonio.  Pero la prudencia y bondad de Mónica hace que todo se quede en casa y nada desagradable lo airea por ahí como hacen tantas mujeres que cuentan sus martirios conyugales.  Mónica se dedica a formar a sus hijos con toda su alma.  Los dos pequeños no le causan problemas: son dóciles, sencillos y no gozan de las cualidades extraordinarias de su hermano mayor, quien desde pequeño gozaba de una recia personalidad. La madre de su esposo era parecida a él: colérica, de muy mal carácter, autoritaria.”

Esta mujer sufrió muchísimo, y vivió mortificada por y para su familia. Pero todo esto no fue en vano!! Su biografía también cuenta que “a pesar del carácter y de las infidelidades de su esposo nunca le contestó, ni con obras ni con palabras.  Tenía una paciencia enorme con él, y rezaba para que se convirtiera y fuera fiel, como así sucedió”.  

Con respecto a su suegra, “poco a poco  Mónica se la fue ganando con su dulzura y buenos modales, procurando darle gusto en todo cuanto ella quería.  Se la ganó con atenciones y perseverando en sufrirla con mansedumbre".  Buen modelo de nuera.

”Las gruesas y frecuentes lágrimas de Mónica eran para y por su hijo Agustín.” Este hijo, un verdadero desastre, será luego el gran San Agustín,  uno de los Padres y Doctores más destacados que haya producido la Iglesia en sus veinte siglos de historia.  El ejemplo de Santa Mónica quedó grabado de tal modo en el ánimo de San Agustín, que años más tarde, quizá recordando a su madre, exhortaba: "Procurad con todo  cuidado la salvación de los de vuestra casa".

Después de leer la historia de Santa Mónica, y observando los modelos de mujer que se nos presentan en nuestra sociedad, es natural preguntarse,  ¿es que a las mujeres de hoy en día realmente nos importa tanto ser la ejecutiva más exitosa, tener la mejor piel, la cintura más pequeña y el pelo más sedoso?  Sin que ninguna de estas cosas sean malas, (es importante tener un buen trabajo y es bueno sentirse bien con una misma),  estoy segura de que también en el siglo XXI hay muchas mujeres como Santa Mónica, luchando día a día por sus familia, rezando por su marido “distraído” o por aquel hijo descarriado que tantos dan por perdido. 

Son esas mujeres que nunca van a salir en la tele, no van a ganar ningún premio ni serán especialmente reconocidas, aunque calladas y en su lucha silenciosa hagan tanto por la sociedad, pero de algo estoy segura: no tienen ni un pelo de tontas, más bien lo tienen de santas. 


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