Directora de proyectos

La maternidad… ¡qué carrera más gloriosa! Es hora de que tenga un título en la sociedad: Directora de proyectos e investigación.

2004-11-24


En una ocasión fui a hacer un trámite a una oficina pública y la funcionaria que me atendió me pidió mis datos personales. Cuando llegó a la parte de "Profesión", yo dije espontáneamente "ama de casa". La cara de la funcionaria que, con indiferente sentido profesional me estaba atendiendo, al decir yo mi profesión cambió de gesto y me miró con lástima y hasta con algo de desprecio, lo que me dolió bastante.

Unos meses después tuve que volver a esa misma oficina para hacer otro trámite y me atendió la misma persona. Pero esta vez yo ya estaba preparada. Cuando preguntó "Profesión" contesté muy resuelta: "Directora de proyectos e investigación". Entonces la cara de la indiferente interlocutora cambió y me miró con cierta admiración y hasta creo que con un poco de envidia.

"¿Qué es exactamente lo que hace usted en este campo de investigación?" Con una voz muy calmada y pausada, me escuchó contestarle, "Tengo un programa continuo de investigación (¡Qué madre no lo tiene!) en el laboratorio y en el campo (normalmente me hubiera referido a lo anterior como adentro y afuera).

Estoy trabajando para mi maestría (la familia completa) y ya tengo cuatro créditos (todas mis hijas).

"Por supuesto que el trabajo es uno de los que mayor demanda tiene en el campo de humanidades (¿alguna madre está en desacuerdo?) y usualmente trabajo 14 horas diarias (en realidad son más, como 24).

Pero el trabajo tiene muchos más retos que cualquier trabajo sencillo, y las remuneraciones son más que solamente económicas, también están ligadas al área de la satisfacción personal".

Se podía sentir una creciente nota de respeto en la voz de la funcionaria, mientras completaba el formulario.
Una vez terminado el proceso, se levantó de la silla y personalmente me acompañó a la puerta.

Al llegar a casa, emocionada por mi nueva carrera profesional, salieron a recibirme tres de mis asociadas del laboratorio, de 13, 7, y 3 años de edad.

Arriba podía yo escuchar a nuestro nuevo modelo experimental en el programa de desarrollo infantil (de 6 meses de edad), probando un nuevo programa de patrón de vocalización. ¡Me sentí triunfante! Le había ganado a la burocracia. Había entrado en los registros oficiales como una persona más distinguida e indispensable para la humanidad que sólo "una madre más".

En ningún momento sentí arrepentimiento por lo que había manifestado porque consideraba que no había mentido ni exagerado porque ¿qué mejor proyecto hay en la vida que sacar adelante una familia y educar hijos? Se necesita ciencia, paciencia, eficiencia, una buena dosis de iniciativa e imaginación y hasta un sentido de competitividad. ¿Acaso estos elementos no son los mismos que se necesitan para sacar adelante un proyecto en una empresa?

La maternidad… ¡qué carrera más gloriosa! Especialmente cuando tiene un título en la puerta.

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