Un testimonio de amor

Muchas personas viven experiencias que son ejemplo de amor y unión en la familia; a través de estos testimonios podremos vernos enriquecidos y tomar muchas ideas para imitar.

2017-01-03

Nací en una familia numerosa, de once hermnanos, yo soy la última de todos. Viví con naturalidad lo que es el cariño en lo de cada día y lo que es vivir con alegría. Puede parecer muy complicado, pero es sencillo, con los detalles pequeños de cada día.

Mis padres nos enseñaron el camino para tratar de ser buenas personas, y también nos transmitieron la fe que ellos vivían profundamente.

Tengo algunos recuerdos que pueden ilustrar lo anterior:

Ellos se casaron en una fecha de octubre del 1940 y todos los años en ese día ( siempre que mamá no estuviera embarazada, yo nunca la ví asi por ser la más pequeña) mi madre se ponía su traje de novia y mi padre la esperaba - generalmente al mediodía- en la puerta del comedor. La tomaba del brazo, con la marcha nupcial, como música de fondo, que uno de mis hermanos tocaba en el piano (tenía tal oído que tocaba cualquier sinfonía, sin haber estudiado nunca). Llegaban hasta la mesa y mi padre se sentaba en la cabecera, dejando a mi madre a la derecha. Todos aplidíamos. Mi madre se dejaba el vestido puesto hasta el final del almuerzo. ¡ Que manera más elocuente de comunicarnos el amor que se tenían, el valor de la fidelidad y el camino para recorrer la vida con alegría y conseguir la felicidad!.

Nuestra casa era grande y en el tercer piso tenía cuatro dormitorios y dos baños. Mientras os arreglábamos para acostarnos, mi padre caminaba por las distintas habitaciones y rezaba el rosario en voz alta, llevando uno entre sus manos. Nadie se sentía obligado, pero el que quería podía contestar, y así toda la familia terminaba el día de la mano de Nuestra Madre la Virgen.

Un recuerdo de la infancia es el día de reyes, el 6 de enero de cada año. Habitualmente estábamos en la casa que teníamos cerca de la playa; donde antes de Navidad armábamos el pesebre en la estufa del living. La noche del 5, cada uno ponía sus zapatos allí adelante y era increible como  los mayores actuaban de forma que a los pequeños no se nos generaba ninguna duda, ( por ejemplo: solían poner agua y pasto para los camellos). Mis padres se acostaban como siempre. A la mañana siguiente, en cuanto nos despertábamos, ibamos cayendo al estar, que estaba lleno de regalos. Era una alegría enorme. Mis papas seguian en la cama y la costumbre era llevarles nuestros regalos, para mostrárselos. Todavía recuerdo la cara de sorpresa que ponían " que preciosos", " es fantástico" ( como si nunca los hubieran visto).

Un poco después ibamos a Misa. En el Evangelio se relataba que unos Magos llegaron de Oriente para adorar al Niño y le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra. Se afianzaba aún más nuestra fe.

En este relato me refiero a algunos de los miles momentos felices que pasamos en mi familia. Esto no quiere decir que no hubieran ninguna pena, ni dolor. En este mundo no todo es perfecto. Me parece que si algunos padres leen este recuerdo, les puede servir para darse cuenta de que conviene evitar delante de los hijos, ciertas discusiones. Mis padres aún queriéndose mucho, discutían alguna vez que otra por cosas pequeñas. Yo lo vi en algunas ocasiones y recuerdo cómo me hacía sufrir. No lo entendía, pero gracias a Dios pasaba pronto y volvía a notar cómo se querían.

 

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