Milagro de amor

“...nadie es dueño de la vida de nadie y a nivel del ser persona, lo único que cuenta es que el hermano sea el guardián de su hermano.”

2004-11-24

Nos hemos enterado por las noticias internacionales que un ciudadano norteamericano, de 39 años de edad, recuperó el conocimiento después de haber permanecido nada menos que 19 años en estado de coma tras haber sufrido un gravísimo accidente automovilístico cuando tenía 20 años.

Mirado el hecho desde el punto de vista científico, tal vez sea difícil poder explicar cómo pudo subsistir tanto tiempo una persona que no era dueña ni de sus sentidos ni de sus sentimientos, teniendo la mente sumergida en la oscuridad de la nada. Pero mirado desde el punto de vista humano, no hay duda de que esta persona sobrevivió gracias al amor y la fidelidad constante de quienes nunca perdieron la esperanza de recuperarlo. El acompañarlo permanentemente, el hablarle y contarle cosas, el llevarlo del hospital a su casa con frecuencia: en otras palabras, el seguir considerándolo un ser humano digno de respeto fue lo que, sin duda, realizó el milagro de su recuperación.

Seguramente hay misterios de la naturaleza que todavía no alcanzamos a comprender totalmente, pero dos cosas quedan claras: este hecho es una prueba evidente de que nadie es dueño de la vida de nadie y que, a nivel del ser persona, lo único que cuenta es que el hermano sea el guardián de su hermano. Así, el amor y el respeto a la vida humana - en cualquier circunstancia que sea - serán efectivamente las verdaderas fuerzas que hay que defender porque son las que sostienen y dan sentido a la existencia.

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