Historia de la Navidad

La verdadera historia de la Navidad contada de manera sencilla y amena para que los más chicos y no tan chicos comiencen a percibir la maravilla del nacimiento del Hijo de Dios en la Tierra y conozcan cómo llegó a hacerse hombre un Dios que nos amó tanto que dio la vida por cada uno de nosotros.

2004-11-24

(Para los más chiquitos y no tan chiquitos…)

Había una vez una jovencita muy hermosa, dulce y obediente, que se llamaba María y vivía hace muchos, muchísimos años, en la ciudad de Nazaret. Su mamá se llamaba Ana y su papá se llamaba Joaquín. María estaba prometida en casamiento con José, un carpintero del lugar, que era un hombre fuerte, honrado y trabajador.

Siendo ya de más o menos 15 años, el Señor Dios que está en el Cielo eligió a María para darle un encargo muy especial: quería que fuera nada más y nada menos que la madre de un Hijo que Él iba a enviar a la Tierra. Para anunciarle este encargo, le envió al ángel Gabriel quien, presentándose a María le dijo: "Salve, llena de gracia, el Señor es contigo". Ella se turbó al oír estas palabras y trataba de entender qué podría significar este saludo. El ángel le dijo entonces: "No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios", lo que quería decir que Dios la había elegido y por eso no tenía que tener miedo. Y entonces el ángel le explicó que Dios le mandaba preguntar si ella aceptaba ser la madre de ese Hijo a quien le pondría por nombre Jesús.

María hizo algunas preguntas primero antes de contestar, porque era muy prudente. Pero cuando entendió lo que le pedía el Señor Dios por medio del ángel dijo: "He aquí la esclava del Señor. Hágase en mi según tu palabra". Con esto María aceptaba el encargo de Dios con todo su corazón, aunque en el fondo igual le diera un poquito de miedo. Pero como Ella sabía que si Dios le pedía algo, eso era para bien, se puso muy contenta porque estaba segura que el Señor Dios la iba a ayudar desde el Cielo.

Después que se fue el ángel, la Virgen María se quedó pensando y pensando, mirando para adentro de su corazón. Ella guardó todas estas cosas calladita para que nadie lo supiera porque era un secreto entre Ella y el Señor Dios. Pero, un día, José - que era también un hombre justo - se dio cuenta que Ella iba a ser mamá y se enojó un poco porque él no sabía nada. Cuando el Señor Dios le explicó en sueños a José que ese niñito que esperaba María sería su propio Hijo él se alegró mucho y se sintió orgulloso de ser el padre en la Tierra del Hijo de Dios.

Y así pasaron los meses. La Virgen María mientras tanto, ayudaba a los demás, especialmente a su prima Isabel que también iba a ser mamá. Cuando María llegó a la casa de Isabel para ayudarla, ésta se puso tan contenta al ver a María que le dijo: "Bendita tú entre todas las mujeres". Y también le dijo otras cosas lindas, tan grande era su alegría.

Después que nació Juan, el hijo de Isabel, María volvió a Nazaret y se quedó allí tranquila en su casa esperando que naciera su propio hijo. Sin embargo antes de que esto sucediera, María tuvo que ir con José, su esposo, a las tierras de sus parientes, a un pueblito llamado Belén. Es probable que en alguna parte del camino María fuera montada en un burrito para no cansarse, pero también es probable que tuviera que caminar mucho, porque el pueblito no quedaba muy cerca de Nazaret donde vivían.

Cuando llegaron a Belén, María se dio cuenta que su hijo iba a nacer y necesitaba quedarse en algún lugar. Entonces, fueron con José de posada en posada, de casa en casa, buscando un albergue, pero como había un acontecimiento en el pueblo, todo estaba lleno de gente y no había lugar para ellos. Siguieron buscando y buscando sin ninguna suerte hasta que, al fin, encontraron un establo, donde se guardan de noche los animales de los campesinos. Y allí en ese lugar tan pobre, nació el Niñito Jesús, el hijo de María que el Señor Dios le había enviado para cuidar. Eso fue el día de Navidad, el 25 de diciembre.

Como el Niñito Jesús que acaba de nacer era el Hijo de Dios en la Tierra, en el Cielo hubo mucha alegría, y enseguida se encendió una estrella grande y luminosa esa noche para que se viera de todas partes. Y después, unos pastores y unos Reyes Magos que vieron la estrella desde lejos y la siguieron, llegaron hasta el establo de Belén para traerle muchos regalos. Ese niño que acaba de nacer, fue puesto por el Señor Dios en la Tierra para ayudarnos a todo a entrar en el Cielo y así ser felices.

Pero primero, y antes que nada, tenemos que ser como María, que hacía lo que el Señor Dios le pedía. Y tú ¿haces lo que tu Padre Dios quiere, lo que papá y mamá te piden? ¿Eres obediente con los mayores, con la maestra, con los demás? Cuando tienes alguna cosa que hacer, ¿la cumples o te haces el distraído? ¿Por qué no hacer como María y miras para adentro de tu corazón y te fijas si dices siempre la verdad, si haces caso a tus padres, si no te peleas con tus hermanos o tus amigos, si ayudas a la gente, si haces los deberes de la escuela? Bueno, a veces, por lo menos harás algunas de estas cosas, no todas, pero... ¿por qué no tratas?

Cada vez que tengas ganas de portarte mal, piensa un poco en tu Madre del Cielo, la Virgen María, llámala y pídele ayuda. Y seguro que te va a ayudar porque la Virgen también es tu madre y las madres siempre ayudan a sus hijos.

Y colorín, colorado, este cuento no se ha acabado porque empezará de vuelta cada vez que tú digas: "Dios te salve, María. Llena eres de gracia. El Señor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén".

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